Pérdida de densidad ósea:
Depo-Provera puede causar una disminución en la densidad mineral ósea, especialmente en mujeres jóvenes cuyas huesos aún están en desarrollo. Este efecto secundario puede provocar problemas a largo plazo como la osteoporosis.
Riesgo de tumores cerebrales:
Estudios recientes han relacionado el uso prolongado de Depo-Provera con un aumento en el riesgo de meningiomas, que son tumores cerebrales generalmente benignos. Este riesgo aumenta con la dosis acumulativa, lo que genera una mayor preocupación para las usuarias a largo plazo.
Efectos secundarios e implicaciones a largo plazo:
Además de los problemas relacionados con la salud ósea y cerebral, las usuarias a menudo reportan efectos secundarios como aumento de peso, depresión, sangrados irregulares y pérdida de fertilidad (temporal, pero prolongada después de la discontinuación).
Preocupaciones históricas y éticas:
Depo-Provera fue probado en poblaciones vulnerables (como mujeres de bajos ingresos y mujeres de color) antes de su aprobación por la FDA, lo que plantea cuestiones éticas. Este legado ha contribuido al escepticismo continuo sobre su seguridad.